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Películas: Venecia se rinde ante “Frankenstein”

Películas: Venecia se rinde ante “Frankenstein”



Guillermo del Toro está obsesionado con el “Frankenstein” de Mary Shelley desde que tenía siete años y como cineasta lleva soñando con llevarlo a la pantalla desde al menos 30; y ayer por fin lo presentó, en la competición del Festival de Cine de Venecia, y se siente más que aliviado: “Ahora me puedo quitar la presión”, declaró.

Cabe señalar que hace tiempo que los aplausos en los festivales dejaron de ser un termómetro del éxito de una película. Lo que importa, cuando estás en la sala, es la intensidad con la que se escuchan. Porque la emoción no se puede ocultar.

Esto fue lo que ocurrió ayer con “Frankenstein”, la cinta de Guillermo del Toro que compite por el León de Oro en el Festival de Venecia y que provocó que el público no dejara de aplaudir por más de 13 minutos.

Esta isla italiana es uno de los lugares que más quiere al realizador mexicano y a sus monstruos. Aquí fue donde se encumbró con el León de Oro en 2017 con “La forma del agua”, que no dejó de rugir hasta conquistar su segundo Oscar.

Entre Venecia y Del Toro hay demasiada historia y, por ello, este sitio tenía que ser el elegido para recibir a la que probablemente sea una de sus creaciones más profundas.

Las lágrimas del director y protagonistas, Jacob Elordi (el monstruo), Oscar Isaac (Dr. Víctor Frankenstein) y Mia Goth (Elizabeth Lavenza), cuando todavía se escuchaba la música de fondo de Alexandre Desplat entre palmas interminables, fueron auténticas.

Iban arropadas por un filme magnífico, cuyas capas de significado ameritan que el visionado se haga no una, sino varias veces, para que logre despertar las conversaciones para las que está hecho.

Porque en “Frankenstein” el monstruo no sólo tiene corazón, como en las otras obras del cineasta, sino que además nos lleva a hacernos preguntas, muchas sin respuestas. ¿Cuál es la esencia humana? ¿En dónde están los límites de la creación? ¿Alguna vez podremos asumir las consecuencias de lo que generamos? ¿Quiénes somos y podemos ser como hijos y padres?

La cinta, por si fuera poco, también habla de la soledad con la que venimos a este mundo y con la que nos vamos. Pero nos susurra que sólo podemos transitar este viaje en compañía y ligeros de equipaje; como bien dijo Guillermo del Toro en la ciudad de los canales: “Sólo después del perdón puede venir la recuperación”.

Sin duda, el tiempo no sólo le ha dado el marco de actualidad perfecto al director, sino también una visión más interesante para acercarse a esta historia. No en balde pasaron tres décadas para que pudiera hacerla.

“Estoy convencido de que si la hubiera hecho antes de cumplir 40 años la habría hecho sobre mi padre, porque en ese entonces yo seguía siendo un hijo. Incluso lo seguí siendo cuando tuve a los míos. Ha sido un aprendizaje dejar de tener ese lugar para asumir el de un padre”, dijo el realizador, que no considera a su “Frankenstein” como una película de horror, sino de amor.

Con alma femenina

En la cinta, la figura de la mujer es crucial. Del Toro no sólo es actual en la forma de plasmar a su monstruo y lo que involucra su creación, también lo es en cómo muestra la fuerza de lo femenino: amorosa, pero fuerte, decidida y brillante.

“En el personaje de Elizabeth hay mucho de lo que quiero decir, es una figura central”, aseguró. Y confesó cómo el haber logrado esta versión de la historia de Mary Shelley tuvo mucho que ver con la búsqueda del creador que él mismo quería ser.

“Esta es una historia sobre cómo, cuando era joven me dije: ‘voy a ser un hombre muy diferente a mi padre’. Y a los 40 y pico me miré al espejo y… allí estaba él. Eso le pasa a todo el mundo, ¿sabes?, o al menos a mucha gente”.

Por ello esperó no sólo a tener la idea clara a nivel narrativo, sino para poder contar con todos los recursos “para crear todo el mundo en el que se desarrolla la historia”.

De hecho, no niega -y agradece- a Netflix (empresa productora del filme) y a la carrera de éxitos que lleva con la plataforma.
Aunque siempre, aclaró, querrá más: “¿No ves mi tamaño? Siempre quiero más de todo”, dijo sonriente.

Y a la pregunta: ¿Cómo se siente tras darle vida a su monstruo más bello y dejarlo caminar?

Sonríe y responde: “Bueno… ahora sufro de depresión posparto”, concluyó con el humor que lo caracteriza.  

Agencias

La era de la IA

Guillermo sabe que realizó este filme entre el auge de la inteligencia artificial (IA), porque “una película que dice que sólo los monstruos juegan a ser Dios no podría llegar en un mejor momento”, comentó; a lo que agregó: “ No me asusta la inteligencia artificial, sino la estupidez natural, que es más abundante”.

El cineasta mexicano presentó su adaptación del mito de “Frankenstein” y defendió la “urgencia” de que el mundo se mantenga “humano”: “Vivimos un tiempo de terror y de intimidación y la respuesta, de la que forma parte el arte, es el amor (…) No hay una tarea más urgente que la de mantenernos humanos en un tiempo en el que todo empuja hacia una comprensión bipolar de la humanidad”, alegó durante la rueda de prensa de presentación de su obra en la Mostra.

Guillermo del Toro vuelve este año a competir por el León de Oro veneciano, que ya conquistó en 2017, esta vez con su propia versión del mito de “Frankenstein”, la historia del científico que desafió a Dios al revivir a una criatura.

Tanto en la novela original como en la película -con Oscar Isaac como el científico y un insólito Jacob Elordi como el monstruo-, la pregunta central sigue siendo la misma: ¿qué convierte a un ser en humano?

Al respecto, el cineasta señaló: “La característica multicromática de los seres humanos es que son capaces de ser blanco, negro, gris y todos los tonos que hay entre medias. Creo que la película muestra a personajes imperfectos y su derecho a mantenerse imperfectos”.

Pero también resalta el “derecho” que los humanos tienen en el mundo real para comprenderse “hasta en las más opresivas circunstancias”.

El monstruo de “Frankenstein” representa una inteligencia creada, un ser ensamblado y traído al mundo de los vivos por la mano humana, aunque Del Toro no ha querido reflejar en la trama la moderna IA que está irrumpiendo en la vida actual.

“Es (una historia) muy biográfica para mí y para cualquiera que trate de preservarse a sí mismo en los tiempos en los que vivimos”, finalizó.

Numerosos manifestantes se unen en apoyo al pueblo palestino

Más allá de los estrenos cinematográficos, como el de “Frankenstein”, el Festival de Cine de Venecia también fue ayer escenario de una manifestación en apoyo al pueblo palestino. 

La marcha se llevó a cabo en la isla de Lido, donde los participantes denunciaron un “genocidio” perpetrado por Israel en Gaza.

El lugar indicado para el encuentro fue la plaza de Santa María Elisabetta, el principal punto de desembarco de la isla del Lido, donde tiene lugar la Mostra, el cual se llenó de personas con banderas palestinas y pancartas.

Los organizadores de la protesta anunciaron por los megáfonos que los participantes superaban los cinco mil, aunque por el momento no hay datos oficiales.

La marcha transcurrió por el Gran Viale del Lido, la principal avenida de la isla, en medio de un amplio dispositivo de seguridad.
La marcha fue organizada por el colectivo “Venice4Palestine” (V4P), compuesto por trabajadores del sector cinematográfico italiano, y por otras organizaciones y sindicatos del país.

Su objetivo fue aprovechar la atención mediática que atrae este famoso festival de cine internacional, por el que cada año pasa toda estrella que se precie, para denunciar la guerra en Gaza.

La semana pasada el colectivo V4P promovió una carta abierta para pedir a la dirección del certamen espacios de denuncia de lo que tachan de “genocidio palestino”; firmada por más de mil 500 personas, y se convocó a la manifestación de ayer.

Por otro lado, el colectivo exigió al festival que retirara la invitación a los artistas que “respalden” al Gobierno de Israel, citando a la actriz israelí Gal Gadot y a Gerard Butler, ambos en el reparto de la película “In the hand of Dante”, fuera de concurso.

Sin embargo, en la apertura de la Mostra, el pasado miércoles, su director, Alberto Barbera, condenó “todo lo que está sucediendo” en Gaza y rechazó “censurar” a nadie.

“La Bienal es la principal institución cultural italiana, un lugar de apertura y debate que no ejerce censura alguna sobre nadie. Por eso devolvemos al solicitante la petición de retirar la invitación a artistas”, declaró en la rueda de prensa de apertura de la Mostra.

Y agregó: “Por otro lado, no hemos dudado en declarar claramente nuestro enorme pesar por lo que está sucediendo en Gaza y Palestina y por la muerte de civiles y sobre todo niños, víctimas a menudo definidas con el término horrendo de ‘daños colaterales’ de guerras a las que nadie ha conseguido aún poner fin”.

Con información de EFE

CT

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