Cincuenta y cuatro años después de la jornada que marcaría para siempre la historia musical y cultural de México, el Festival de Avándaro revive con tonos de comedia y con una mirada distinta a la que la memoria colectiva ha mantenido durante décadas.
“Autos, mota y rocanrol”, la nueva película de José Manuel Craviotto, propone un acercamiento fresco y satírico a aquel evento que, en 1971, pasó de ser una carrera de autos en Valle de Bravo a convertirse en el concierto de rock más multitudinario del país.
La cinta, protagonizada por Alejandro Speitzer y Emiliano Zurita, se estrenará este 11 de septiembre bajo el sello de Cinépolis Distribución, fecha que coincide con el aniversario del mítico festival. Antes de llegar a las salas, formó parte de la Selección Oficial del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) 2025, donde Zurita obtuvo el premio a Mejor Interpretación por su papel como Justino Compeán, uno de los dos verdaderos organizadores de Avándaro.
La visión del director
Más allá de la recreación visual del caos, la música y la euforia de aquel día, “Autos, mota y rocanrol” se adentra en las historias que se quedaron fuera de los titulares de la época.
Craviotto explica para EL INFORMADOR que su interés surgió a partir de una curiosidad infantil que nunca se apagó: “Es una historia con la que crecí escuchando desde que era niño, el mítico festival de Avándaro, y era curioso porque había muchos puntos de vista, pero no había uno unificado… siempre quedaba al fondo la pregunta: ¿quién lo organizó? Cuando tuve la oportunidad de conocer a Justino Compeán, me sorprendió que quien fue presidente de la FEMEXFUT era quien había tenido que ver en la organización del festival más pacheco de la historia. Cuando me contó la historia, fue claro: esa es la historia que me intrigaba más. Lo interesante es que fue algo no planeado”.
En ese sentido -centrado en los organizadores y no únicamente en las bandas o la represión posterior- Zurita, quien interpreta a Compeán, tuvo la oportunidad de convivir con él para nutrir su personaje: “Creo que es la primera vez que me tocó como actor interpretar algo real y además conocer a la persona. Normalmente como actor creas tú en tu mente la biografía y aquí tenía la gran ventaja de poder sentarme con Justino y platicar, desde estudiarlo, cómo se mueve, cómo se expresa, darle ese tono. Algo que quiero recalcar mucho es que Justino estaba muy dispuesto a compartir sus vivencias para que en el personaje y en toda la película se mostrara de la mejor manera posible”, comparte el actor a esta casa editorial.
El mito de “la encuerada de Avándaro”
Si bien el filme es ficción, Craviotto aclara que su investigación lo llevó a descubrir matices que ayudan a comprender el contexto social y político del momento. Uno de ellos es la manera en que se utilizó la famosa imagen de “la encuerada de Avándaro”.
“Incluso si lo buscas en internet, te sale automáticamente. Está retratada ahí de una manera sutil, pero lo interesante fue ver cómo se satanizó la figura de una mujer que se desnudó al calor de la noche, la diversión y la libertad. Lo usaron como bandera para decir que las drogas habían hecho esto en una mujer y que la sociedad se había ido al hoyo. Pero en los materiales de archivo ves que había encuerados por todos lados; simplemente utilizaron a una mujer como símbolo moralizante del gobierno. Ese es el tipo de cosas oscuras que encontré”.
El negocio que salió mal y cambió la historia
Justino y “El Negro” querían organizar unas carreras de coches y un pequeño concierto para hacer el negocio de sus vidas. Pero todo salió mal y terminaron creando el concierto más grande de la historia de México: el Festival de Avándaro.
La música como homenaje
La música es otro pilar de la película. Grupos como Los Dug Dug’s, Tequila, Peace and Love, El Ritual y Three Souls in My Mind (hoy El Tri) vuelven a escucharse en una banda sonora que funciona como homenaje al rock mexicano de los setenta.
Para Zurita, este componente es esencial no sólo para ambientar la historia, sino también para despertar la nostalgia en quienes estuvieron ahí y, al mismo tiempo, abrir una ventana a las nuevas generaciones.
“Lo que me gustaría es que la gente que lo haya vivido recuerde lo que pasó. En la proyección que tuvimos en el FICG, alguien me dijo: ‘Es cierto, yo estuve ahí, yo tenía ese look’. Fue bonito ver que podían regresar a eso. También es importante que las nuevas generaciones que tal vez ni siquiera han escuchado del mito de Avándaro lo vean y digan: ‘Esto es muy importante para nuestra cultura’. Que conozcan a esas bandas legendarias que tal vez ahora no se escuchan tanto y revivir eso, porque fue impresionante. Espero que les guste porque es una película arriesgada, distinta y divertida de ver en el cine”.

Alejandro Speitzer da vida a “El Negro”
Otro de los protagonistas es Speitzer, quien en charla con EL INFORMADOR comparte que lo primero que lo cautivó fue el cambio de rumbo que tomó la película durante su desarrollo: “La película no iba a suceder de esta manera. Era una ficción tradicional que iba a suceder en una plataforma, sin embargo, esta plataforma dejó de estar en México”.
Dejando los lamentos de lado, el director buscó soluciones: “Craviotto me buscó y me dijo que esta película se va a hacer sí o sí. Escuchar esa determinación me pareció bellísimo porque haciendo cine no te debes detener. Y menos cuando tienes un propósito y una historia como esta, que habla de algo que va más allá de la música y de lo maravilloso que es plantear todo lo que se vivió con respecto al rock. Habla de la historia de México, de un momento muy particular, habla de represión”.
El guion fascinó al actor: “Es una película fresca, con otra narrativa, y creo que puede tener una muy buena valoración”.
Encarnar a “El Negro” implicó una labor de investigación cercana a quienes lo conocieron en vida, en especial a Justino Compeán, su amigo y compañero en la organización de Avándaro: “‘El Negro’ no está en vida con nosotros y partiendo de ahí me acerqué mucho a Justino, que eran mejores amigos, para que me explicara cómo era, qué habitaba en él, cuáles eran sus virtudes. También hablé con su familia. De hecho, la hija del ‘Negro’ es amiga de un amigo, casualmente, cosas de la vida”.
Speitzer exalta el carácter entusiasta y soñador del personaje a quien interpreta: “Fue muy bello que cuando visitó la familia del el rodaje, ellos me pudieran decir que veían algo de su papá y también ver a Justino recordar a su amigo, que era su hermano. Esos elementos están ahí y me habría encantado conocerlo y hablar con él de toda esa aventura y esa belleza”.
Estética visual y archivo histórico
La propuesta visual de “Autos, mota y rocanrol” es otro de sus elementos distintivos. Filmada en 16 mm y Súper 8 mm, combina imágenes actuales con material de archivo proporcionado por la Filmoteca de la UNAM, logrando una textura que transporta al espectador al ambiente de los setenta. El propio Justino Compeán colaboró en la recreación del festival, aportando detalles de su memoria para dar veracidad a las secuencias.
La producción, realizada por Pirexia Films, contó con un elenco que incluye a Juan Pablo de Santiago, Ianis Guerrero, Luis Curiel y Enrique Arrizon, además de las participaciones especiales de Alex Fernández y Fran Hevia.
Avándaro en la historia de México
El actor reconoce que la cinta también logra equilibrar la ligereza con la carga simbólica de lo que significó Avándaro.
“Eso es México, es complejo de explicar, porque me pasa cuando extranjeros me preguntan sobre cómo es mi país: pasa desde lo más bello hasta lo más oscuro. Lo que es cierto es que el mexicano es una mujer, es un hombre siempre echado para adelante, incluso en los momentos más oscuros, incluso en medio de la tristeza también, son capaces de seguir adelante. Y como pasó en este caso de Avándaro, los jóvenes, aún después del Halconazo en el mismo año, decidieron que querían reunirse para gritar, cantar, bailar. Entonces creo que eso es México”.
CT